miércoles, 11 de abril de 2012

El relax de las primeras horas.


Las 10 y media y el día comienza ajetreado. Movimiento en la cocina desde la hora cero. Se sale y se comprueba. ¿Qué tal? ¿Qué quieres desayunar? ¿Quieres que compre algo para el desayuno? Cara de sorpresa y ¿Eing? ¿Cómo? No, gracias. Demasiada información para un cerebro dormido todavía. Este estrés de la primera hora habrá que compensarlo con una mañana sedentaria. Dicho, y hecho. En un segundo nos plantamos en la una. Las once, la adaptación es algo que mi cuerpo no lleva muy bien. Para poder estar orgullosa de mi misma decido moverme y así salir del sofá. Un paseo hacia la cocina, abrir el armario, coger unas pringels y buscar postura en la cama será suficiente. No esta hecho el estrés para mi cuerpo. Así que, tampoco vamos a forzar. Hasta mañana. O no.

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