lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Tienen los pingüinos rodillas?


"Para algunos vivir es galopar un camino empedrado de horas, minutos y segundos. Yo más humilde soy y sólo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo, me transporte mecido hasta el siguiente"
Se acabó. He decidido que voy a dejar de tener esta vida tan poco sana, y que voy a hacer algo de provecho. Este año pienso hacer algún tipo de deporte aunque sea ir a andar por ahí todos los días, o apuntarme a judo. Pero algo, hago. Creo, que al final, me decantare por el gimnasio que es lo que menos esfuerzo requiere. Además, no tengo obligación de días ni horarios fijos ni cosas de esas que me acaban cansando. Son todo ventajas. Pero sin duda, la ventaja que más me motiva de todas es no tener que aguantar a mi madre y su facilidad para irritarme todas las tardes. Dicho esto, también me toca añadir, que no voy a poder actualizar diariamente el blog y no es porque ya lo esté dejando. No podre por cierto problemilla entre mi madre y la relación que tengo establecida con el ordenador. Ahora, pasemos al tema del que venía a hablaros. ¿Qué opináis de los lunes? Yo es que de verdad, es un día que se me escapa. No podemos pasar de un domingo, que es un día en el que no se hace nada de nada, a un lunes. Los domingos son días para estar tirados en el sofá de casa. Días de relax, días en los que raramente a uno le entran ganas de salir de casa. Y de ahí, pasar al lunes, y volver a levantarte temprano. Levantarte a horas en las que te da miedo salir del portal de tu casa porque crees que las calles todavía no están puestas. Pero la cosa no queda ahí, te toca estar todo el día por ahí pululando y haciendo cosas. De verdad, no se puede. Un poquito de humanidad coño. Yo, hago una propuesta, propongo los lunes a media jornada. Que el lunes sea un día en el que te puedas levantar firmemente a las 12 y salir a la calle con la seguridad de que vas a encontrar asfalto y no un agujero a otro mundo paralelo. Y ahí empiece nuestro día. No muy cansado tampoco, lo justo, dos horitas de trabajo por la mañana y a las 2 y media a casa. A comer y dormir una siesta placida y de las de manta y baba. Después a las 6 y media o 7  levantarse y aguantar un poco las quejas de tu madre (únicos seres del planeta que no se ven afectados por los lunes) Yo creo también, que esta hora de quejas continuas debería cotizar… Pero bueno, tampoco vamos a ser muy exigentes. Y nada, después, cena inglesa y a la camita temprano que al día siguiente ya, empezaríamos con la rutina de pleno. ¿No os parece mucho mejor? Es, una especie de día de introducción. Cuando sea presidenta del gobierno, será lo primero que haga. Y después, prohibiré las patatas con chorizo y el sol en los domingos de resaca.

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