martes, 27 de septiembre de 2011

¿Cuál es la diferencia entre valor e insensatez? Tal vez no hay, por eso hoy les héroes sufren escasez.

“Siempre hay un pez que consigue escapar de la red. Ese, mereceré ser tratado al menos de Usted. (…) Mi mejor edad será la vejez porque seré mi único y ultimo juez. Quizá me arranquen brazos y piernas con rapidez, pero el caballero negro no abandona por esa pequeñez. Te toca mover ficha esto es un ajedrez. Tu idiotez de vida no tiene validez. Debes ser uno entre 10. No dejes que la estupidez te envié a la tumba, culpa a tu timidez.”
Odio los lunes y los martes. Odio no hacer nada los sábados. Odio las patatas con chorizo y la hipocresía. Odio la distancia y la parte de abajo del pan. Odio cualquier tipo de calzado rosa y saber que alguien se hace el sordo. Odio las convenciones y la gente que intenta dar pena. Odio ser tan vergonzosa y llevar calcetines. Odio no poder pintar los libros del instituto y que me den la razón como a los tontos. Odio que la gente no me diga lo que quiere pero también odio no poder darme cuenta yo misma. Odio los tíos rubios de ojos azules y la perfección que se les ha atribuido. Odio no acordarme de una canción o de cualquier otra cosa. Odio no saber explicarme y el sonido de los pájaros en los semáforos. Odio tener que leer 2 veces las páginas de un libro y que me digan que soy joven para opinar. Odio las tías que quieren una historia romántica como las de los libros pastelosos que leen pero sin dejar de ser unas guarras. Odio las obligaciones. Odio cuando quiero como algo pero no sé el que. Odio odiar tantas cosas y a la vez, odio no odiar otras cuantas. Odio el “No sabes lo que te has perdido por no haberme querido” y el “Lo hago por tu bien”. Odio no poder controlar mi vida y los momentos de impotencia. Odio escribir con bolígrafo rojo y tener que poner mi apellido en los exámenes. Odio los números pares y algunos impares también. Odio el 1 y el 10 porque representan la perfección. Odio no saber cuidar de mi misma y no ser un buen ejemplo. Odio la sensación de saber que no has valido para nada en la vida y odio no haberle puesto remedio ya. Odio que la Cocacola me dé hipo y el Aquarius. Odio la coletilla “Este grupo antes molaba, pero se vendieron”. Odio que nadie tenga mechero cuando compro regalices y tener que repetir algo más de una vez. Odio los clínex mentolados y a la gente que no se muestra tal y como es. Odio no ser más cariñosa y a las personas que lo son excesivamente. Odio el color verde caqui y el olor de los Doritos. Odio el acento francés y ahora más que nunca odio Francia. Odio olvidarme de más cosas que odio y odio no saber cómo acabar una entrada en el blog.

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