jueves, 27 de octubre de 2011

Y me siento mejor si se que tengo una estrellita, pequeñita, pero firme.

13 de Diciembre. Madrid. Camino del aeropuerto con mi prima con la intención de viajar a New York, uno de mis sueños. Metro. Aeropuerto, facturación despedida y toca esperar en la puerta de embarque solo. Control de pasaporte, mochila y abrigo. Largo viaje de avión amenizado por una pantalla táctil y un libro. Dos chicas chinas muy curiosas me acompañan. Ocho horas de viaje que parecen ochenta. Llegamos a E.E.U.U., sumergido en un mar de nubes que impide anticipar la vista de tierra. Tras unas turbulencias consigo estirar las piernas, piso la tierra de las oportunidades y la libertad. Control aduanero. Un policía muy implicado con su trabajo vuelve a mirar mi pasaporte. "Four fingers of the right hand". Luego el pulgar y lo mismo con la zurda. Ya tienen todas mis huellas dactilares correctamente fichadas. Para terminar me inmortaliza con su web cam. Me somete a mi primer examen práctico de inglés y después de un dudoso aprobado y de presentarme a su amigo 2x2 me deja seguir. Encuentro mi maleta a la primera, para mi sorpresa, ya sabemos cómo se las gastan los amigos de las maletas. Antes de conseguir salir del aeropuerto y oler el aire estadounidense, mi mochila y mi maleta vuelven a ser comprobadas, no se fiaran de los aduaneros españoles. Me confiscan unos plátanos que puedo recoger después de ser debidamente analizados en el laboratorio. Una familia de color está siendo concienzudamente registrada por los policías aduaneros. Después de todo consigo por fin pisar la calle y tras una vuelta de reconocimiento en busca del bus que ha de llevarme a Penn Station que no encuentro, llega mi segundo examen práctico de inglés con más aun dudoso aprobado. Un taxista hispanohablante me lleva a Penn Station. Así realizo mi primer gasto con moneda americana, 18 $ por el viaje. En la estación llegan mi tercer y cuarto examen. Considero que hay una notable mejoría con respecto a los anteriores. En el PATH train (El tren que recorre New Jersey y lo une con New York) puedo observar a la nueva promesa del rap americano entregándose al máximo en el vagón. Tercera parada, Groove Street, es la mía. Salgo a la calle y ya encuentro con la posibilidad de desayuno, comida y cena en la misma plaza. Un Starbucks y un Mcdonal's, al menos no moriré de hambre si no encuentro la casa de mi tía. Otra vuelta de reconocimiento y mi "instinto" (O la suerte) me lleva a la buscada Erie Street. Encuentro el portal 69. Es la puerta baja tras la reja, como la de Solo "en casa". Entro en mi apartamento, salta a la vista una tele enorme, todo está junto, no hay puertas excepto en el baño. Mientras escribo esto, estoy haciendo tiempo a que mi tía con el pequeño Noah vengan a darme la bienvenida.


"Es capaz de nadar en el mar más profundo igual que un superhéroe de salvar el mundo. Donde rompen las olas, salva una caracola. Ojala que me despierte y no busque razones. Ojala que empezara de cero, y poderle decir que he pasado la vida, sin saber que le espero."

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